Los Hermanos Grimm: Una historia de Cuentos.

Los Hermanos Grimm: Una historia de Cuentos.


Seguro conoces las historias de Blancanieves, Hansel y Gretel, La Bella Durmiente, La Cenicienta, El Gato con Botas, Rapunzel, Caperucita Roja… ellas integran la obra llamada “Cuentos Infantiles y del Hogar” pero no conoces la interesante vida de sus autores, Jacobo y Wilhem Grimm. Grandes escritores de la literatura clásica que se interesaron por revivir las historias y cuentos fantásticos de la tradición oral europea en el siglo XVII y XVIII. conozcamos sus interesantes vidas y obras.

Los Hermanos Grimm fueron filólogos y folcloristas alemanes son los autores de una celebérrima recopilación de cuentos populares titulada Cuentos infantiles y del hogar (1812-1822). Las innumerables reediciones modernas de esta obra suelen llevar títulos como Los cuentos de hadas de los hermanos Grimm o Cuentos de los hermanos Grimm, como si los relatos fuesen de su invención. En realidad, buena parte de   su éxito como transcriptores y compiladores de la tradición cuentística oral procede precisamente de su criterio, novedoso en la época, de respetar al máximo la frescura y espontaneidad de los cuentos tradicionales, en lugar de someterlos a artificiosas reelaboraciones literarias.

Jacob y Wilhelm Grimm eran los dos hermanos mayores de un total de seis, hijos de un abogado y pastor de la Iglesia Calvinista. Siguiendo los pasos de su padre, estudiaron derecho en la Universidad de Marburgo (1802-1806), donde iniciaron una intensa relación con el poeta y folclorista Clemens Brentano, quien les introdujo en la poesía popular, y con el jurista e historiador del derecho Friedrich Karl von Savigny, el cual los inició en un método de investigación de textos que supuso la base de sus trabajos posteriores.

El gran acierto de los hermanos Grimm fue mantener en esta publicación el carácter original de los relatos, preservando su viveza y frescura populares al renunciar a toda tentación de reelaboración literaria. A esta recopilación le siguió otra de leyendas históricas germanas, Leyendas Alemanas (1816-1818).



Los hermanos Grimm son recordados por su recopilación de historias infantiles tradicionales, pero su labor se extendió también a la investigación lingüística, llegando a publicar un diccionario etimológico. También fueron profesores universitarios. Fueron desterrados del territorio de Hannover junto con otros cinco catedráticos tras firmar, en 1837, una carta de protesta contra el soberano de Hannover cuando éste abolió el régimen constitucional. En la revolución de 1848, Jacob fue elegido diputado en la Asamblea Nacional de Frankfurt. 

Clemens Brentano se propuso recopilar cuentos para realizar un libro de poesías basadas en esas historias tradicionales. De él surgió el encargo que Friedrich Carl von Savigny trasladó a los hermanos Grimm, buscar relatos populares de su región. Estas historias acabaron convirtiéndose en la colección de cuentos que Jacob y Wilhelm publicaron en 1812.

En efecto, el encargo de Brentano llevaría a Jacob y Wilhelm Grimm a embarcarse en un proyecto propio de gran ambición: elaborar una recopilación de cuentos populares a la que dieron el nombre de Cuentos de niños y del hogar. En cuanto los hermanos empezaron a trabajar en los cuentos, se dieron cuenta de que eran una reliquia del pasado alemán de la que no se podía prescindir. El propio Jacob manifestó en una ocasión que no habría podido trabajar con tanto afán en textos aparentemente tan humildes si no hubiera estado seguro de lo importantes que podrían ser para la comprensión de la poesía, la mitología y la historia de Alemania.

A finales de 1806 o comienzos de 1807, los hermanos estaban trabajando ya en la recopilación de los textos. Inicialmente se apoyaron en relatos orales, porque este procedimiento prometía más posibilidades de obtener buenos resultados, y no dejaron de esforzarse por rastrear y buscar nuevos relatores, sobre todo mujeres mayores del campo. Pero encontrarlas y hacerse con los tan deseados cuentos fue a veces una tarea llena de dificultades.

Hoy sabemos que no todos los cuentos de los hermanos Grimm están basados en relatos orales. Algunos eran variantes orales y escritas, de recopilaciones de cuentos publicadas previamente, como las de madame D’Aulnoy, Charles Perrault, Gianfrancesco Straparola, Giambattista Basile y el clásico de la literatura árabe las Mil y una noches, así como de las primeras colecciones de cuentos alemanes como las del museo Johann Karl August y Benedikte Naubert.

En cualquier caso, fueron más de veinte las personas que contribuyeron con sus relatos. Entre ellas se cuentan las seis hijas del farmacéutico Wild, vecino de los Grimm en Kassel (una de ellas, Dorothea Wild, contraería matrimonio posteriormente con Wilhelm), así como Friederike Mannel, hija del pastor de la cercana localidad de Allendorf, las hermanas Hassenpflug, las seis hijas de la familia Haxthausen y también las hermanas Droste-Hülshoff, una de las cuales, Annette, se convertiría en la poetisa más relevante del siglo XIX alemán. Pero la que más cuentos aportó a la colección fue, sin duda alguna, Dorothea Viehmann (de soltera Pierson), hija de un inmigrante hugonote, que residía en las cercanías de la ciudad de Kassel y fue la mujer que más historias aportó a la recopilación de Jacob y Wilhelm.


Así puestodo el material de los cuentos, con muy escasas excepciones, fue aportado exclusivamente por mujeres. El hecho es relevante porque no debe olvidarse que muchas de ellas habían recibido una educación afrancesada, bien por su claro origen hugonote, bien porque por aquel entonces estaba de moda educar en la cultura francesa a las hijas de las clases más distinguidas de la sociedad.

De este modo, no resulta extraño que algunos de los cuentos transmitidos por estas mujeres fueran, en realidadversiones de los cuentos de hadas franceses, que habían llegado a Alemania a través de las colecciones de madame D’Aulnoy y otras, y eran utilizados con frecuencia para que los niños aprendieran la lengua del país vecino. Pero más importante, si cabe, es el hecho de que las narradoras de los cuentos no fueron precisamente campesinas, sino mujeres de la alta burguesía y con una buena formación.

A finales de 1812, los hermanos publicaron su colección gracias al acuerdo al que llegó Achim von Arnim con un impresor de Berlín. El reconocimiento no se hizo esperar, y el 14 de octubre de ese mismo año Wilhelm Grimm escribía a su hermano: «Los cuentos nos han hecho famosos en todo el mundo». Una razón de este éxito reside, quizás, en la estricta fidelidad con que los Grimm reprodujeron los cuentos, sin añadir nada que no estuviera presente en el relato original. Los hermanos se sentían por encima de todo filólogos, coleccionistas, transmisores y preservadores de un tesoro popular, en contraste con sus predecesores, que habían trabajado de forma muy libre con los testimonios de la poesía popular, dándoles una forma claramente literaria, en correspondencia con la de las colecciones de cuentos italianos o franceses que circulaban por toda Alemania.


A lo largo de unos cuarenta años aproximadamente se publicaron sucesivas ediciones de la obra. De 1807 a 1810, fue Jacob quien más trabajó en los cuentos y quien empezó a publicarlos en periódicos y almanaques como testimonio de la pervivencia oral de antiguos mitos y epopeyas alemanes. Pero sería Wilhelm quienposteriormente, empezaría a publicarlos en almanaques para niños, sentando con ello las bases para el que sería después su público principal. Wilhelm fue perfilando el estilo, y en ocasiones retocó algunos detalles de las historias que podrían no resultar del todo convenientes para los jóvenes lectores.

Los cuentos infantiles de los hermanos Grimm puede considerarse como un gran acontecimiento literario de principios del siglo XIX alemán, porque desde entonces se convirtió en el libro por excelencia de la infancia alemana, con el cual generaciones y generaciones formaron su alma. Sin embargo, el éxito de las traducciones acabó por convertirlo en universal: en el segundo centenario de su publicación se estimaba que se habían editado mil millones de ejemplares en ciento setenta idiomas, una difusión superior incluso a la obra de otro gran clásico de la literatura infantil, el danés Hans Christian Andersen.



 

 

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